lunes, 22 de octubre de 2007
miércoles, 17 de octubre de 2007
y salta de tu flor de noche
la fragancia.
Fragancia de estrellas
con miríada de lunas llenas.
Prorrumpen verdes grillos
-luz de tus luciérnagas-
en las límpidas orillas de tu río
con ritmo de andar de sierpe
como en fiestas…
¡Estallido de cohetes!
¡Hoy de gala luces
sensitivo Santiago!
¡Se han prendido a tu pecho
soles esmeraldinos
fugitivos en su vuelo
eternos en su brillo!
¡Y coronan tu quebrada
cabellera –nimbada
recortados en el horizonte!
Tu vieja sierpe cristalina
va tejiendo la cuna
de tus puentes suspendidos
en la transparencia
crepuscular de un trino.
¡Santiago!...
¡Tradición añeja!
¡Líceres multicolores
bailando al compás
del grito de niños:
alarido de ayeres en calleja!
¡Danza cincelada
a golpe de soga
y grito señero
entre acacias de junio
y ladrido de perros!
¡Danza bordada
con hilos hispanos
y lianas olmecas
¡Danza de Los Negros!
¡Arbitro del presente!
¡Señorial historia
celosamente guardada
en mi memoria!
¡Rojos listones
penden de tu máscara
que recibe el golpe mortal
de tu oponente:
chicozapote diestro!
¡Santiago!...
Te he plasmado con visos
de tradición imperecedera
que emerge de tu fértil tierra
entre la apacible melodía
de tus sones y el canto
selvático de tus varones…
Traigo, pueblo,
las notas
de mi pensamiento
deshechas por el tiempo.
Y he tenido para cantarte,
pueblo, que tomar
las cuerdas de tu río,
el bramante de tus calles,
las cuerdas
de mi sentimiento.
Y me he sentado
clandestinamente
sobre el lomo
de tu serranía
para verte nacer
al declive brillar
de las estrellas.
Y he tomado
para cantarte
el sonido de tu campanario,
el tic-tac de tu reloj
dominical, y el ritmo
de tus pajarillos
en sus ramas.
He navegado
en viaje nocturno
por el cauce
de tu agua pedregosa
para verte morir
en la margen
descompuesta
de mi rostro.
Traigo, pueblo,
las cuerdas
de mi pensamiento
deshechas por el tiempo.
Y preciso es que
en un abrir de primavera
y un cerrar
de abril cualquiera
me devuelvas el canto
suspendido en el
báculo de mi quimera
y retorne a mis
destruidas guitas
la musicalidad
de tus ríos y calles
y el amor florido
en tardes de mayo.
Traigo…Pueblo.
de callejas,
adoquines y viento
te eleva por la senda
del ayer, y te posa
en el hoy de mi recuerdo.
El campanario quejumbroso
derrama su sonido metálico
y las flechas enhiestas
bajo los arcos perfectos
sostienen años
de tradiciones sempiternas.
El maderamen colgante
-cunas en precipicio-
sobre las cristalinas aguas
del Tepango te mecen
y mil guerreros augustos
vestidos de primavera
te resguardan, pueblo.
Tu sonrisa
de sol naciente
se suspende
Y salta la chispa
de tu sierra
en el húmedo
florido traspatio,
entonada en
buganvillas
abrazadas a
las tapias
y prorrumpen
en carcajadas
quebradas en extremo
como oblongas
cabelleras.
Y vuelvo a verte
en mis colores,
como los mil colores
de mi trompo,
como el tornasol
de flamboyanes
en las viejas sienes
una alfombra roja
con sus flamboyanes
es el abrigo cálido de mayo.
Resuenan, entonces,
las primeras lluvias
en el timbal de la sierra
y una fragancia de líceres
suspira la tierra.
Abre su húmeda lengüeta
el fagot grave de junio
y retumba la soga del lícer
en el xilófono de la sierra.
Julio nos llega
percusión de tambor
llamando a fiesta
y Santiago se corona reina.
El hombre bravío
baja de la cordillera
y templa el arco
de su tradición
en su fiesta añeja.
Danza con la orquesta
y a caballo Santiago
salta por las calles.
Hilvana el Duque de Miranda
el veinticinco a las once
un tapiz azul de amor
al son del arpa,
el requinto y la jarana.
Y de Xogoyo y el Marqués
La Pelona y La Quinta
vienen un aire festivo
una canción de amor
historia y tradición
y del Duque un poema.
El charro monta su bridón
y a galope tendido
extiende el banderín
para llevarse el aplauso
la liana de triunfador
y de la reina un abrazo.
En acordes de trompeta
leva la enseña tricolor
porque ha caído
en Torneo de Cintas
el esfuerzo y el fragor
desmayado en cinta de color.
Y en la noche el baile espera
-cita de amor, primera-
para urdir el requiebro
en los arco de su templo
y empezar otro ciclo
-renovado espíritu-
de tradición eterna.
Cuando Santiago teje
una alfombra roja
con sus flamboyanes
es el abrigo cálido de mayo.
martes, 16 de octubre de 2007
Es el fuego lento
de mi devoción prístina
que lanza su pavesa
de pretérito tiempo,
quien hoy te canta,
pueblo mío.
Traigo
el silencioso grito
de tu plazuela ausente
el atomizado amor
del parquecillo
que entre palmeras
se volcó silente
el herrumbroso sonar
de la herradura
sobre el empedrado
de la vetusta calle
cual acompasado ritmo
de sangrante recuerdo
Hoy que el tiempo
se detiene
en la cantarina voz
de la vieja gente,
atrapada en el tránsito
de moderna vía
do se escucha
quejumbrosa muerte,
vives tú sufriendo
tierra mía.
Con ellos mueres
Santiago delirante
de El Palenque
que te dio vida
y forjó la paradoja
del hábil jugador
que te construye
y cautiva.
¡Oh, Santiago del ritual eterno!
¡Queja de selva en extinción!
¡Risueño!
¡Ya no oigo
el rechinar del aspa
-canción de cuna-
de tu molino viejo!
¡Ni el dulce himno
¡Ni tu Casa de Piedra
tiene el chaneque
que solía domeñar
rebeldías inocentes!
¡Hoy traigo,
pretérito Santiago,
el herrumbroso ritmo
de mi canto,
cual ave blanca pendiente
de la dorada paz
de tu crepúsculo...
acuarela de luz sonriente!
¡Santiago que mis ojos vieron!
¡Salmo que entonaron
mis ancestros!
¡Carcajada de viejos
que deambulan!
¡Canto nostálgico
de mi recuerdo!
Hoy vuelvo a sentirte
como ayer:
mansedumbre de tiempo…
quietud de agua…
crisol eterno…
¡Santiago!
y taciturno derrama
en gotas su mar
de amor callado
y se va y vuelve
cada día, cada tarde,
con ese mar de amor
para verterlo en silencio
Uno te ve…y se calla:
se detiene el mar
el viento se calma
se encienden los ojos
enmudece la palabra.
Yo soy el verbo extraño
la palabra silente
la que nada dice
la que sólo siente
y todo calla.
Yo soy ese amor de mar
que cada tarde se va y vuelve
Yo soy ese mar dormido
ceñido a tus cabellos
que corre como lágrima
por tu blanco rostro
y toca con mil manos
de tu cuerpo las formas
y deja un beso
quemante como rayo.
Uno es la palabra extraña
y tú, la presencia nívea
en la hoja pendiente del ayer…
¡Te veo!
En la sonrisa esfumada del espacio
en el silencio bordado por los siglos
en la musicalidad de un trino
en la soledad de la distancia…
¡Te veo!
Te veo
en el crepitar de una llama
en la trepidante luz de los luceros
en la abrupta aparición de un lirio
en la sonora carcajada de un niño…
¡Te veo!
Te veo en la distancia
Te veo porque estás en mí,
inmersa en los piélagos
de mi sentimiento,
en los ayeres de mi vida,
en los océanos del pensamiento.
personalidad de mi existencia.
Te siento en el grácil
aroma de la primavera.
Te encuentro en el diáfano
cristal de una gotera y…
¡Te quiero!
Te quiero vestida
con la falda del ayer
porque el ayer soy yo
debajo de ese ropaje en flor!
¡Ay, si me dejaras beber
las mieles de tu ilusión
compraríamos del cielo
a falta de tierra, una porción!
¡Ay, la caña candente
abierta en botón!
¡Ay, el sol ardiente
durmiendo en durmientes
de ensoñación!
¡Sobre vías anda
la vía de mi pasión!
¡Ay, el invierno se hace presente
y el otoño en hojas cayó!
Sobre tu adormilado cuerpo
Y yo fui tu primavera
que en flores y aves cantó,
balbuciendo en girasoles,
azucenas y jazmines
prendí tu cabellera
Y me dejaste partir
como parte el sol:
encendido en brasa, lento,
encendido de tierno amor.
Y me dejaste partir
como parte el sol:
somnoliento en mi desgracia,
en mi desgracia de amor.
¡Ay, la carne se te marchita…
Profanas la vida
y los cadáveres.
Trepanas los huesos,
el músculo
y los tejidos
y nos haces morir
lentamente en el tiempo.
Tumbados en la arena
horadamos el infinito
y en el silencio astral
te encontramos:
muerte oscura
iluminando la encrucijada
de la vida.
Sobre la noche vienes.
Con las sombras llegas.
¡Imperio sobre la ciudad!
¡Llanto atribulado!
¡Latifundio de tumbas!
¡Voz de soprano!
¡Cuenca vacía!
¡Aliento desdentado!
¡Mueca de cadáver!
¡Fría!
Te damos la mano
y nos rompes
las uñas,
los dedos...
las vísceras.
Te arrullamos
con el viento,
te mecemos
en los puentes
y te pasamos
a la otra orilla.
Y seguimos siendo
los cadáveres
de la vida,
los hombres
del pueblo,
los desesperados,
los desamparados,
los parias,
los hambrientos
sin llanto y sin villa.
Y seguimos amándote
-muerte-
después de la vida,
no por costumbre sino
por una vieja rencilla.
Nos profanas la vida
y nuestro cuerpo.
Nos trepanas los huesos,
el músculo
y los tejidos.
¡Y nos tendemos a morir...
sin prisa!
hastiado de todo
lo que es mío,
de lo que he hecho mío.
Añoranza de cuanto tuve,
desesperanza
por lo inalcanzable,
me duelo y tiemblo.
Temblor de mí,
de mi cuerpo,
de mi entraña:
trepidar del desconsuelo.
Cansado de mí,
de mi dolor,
voy y vengo y sueño.
El aire quiebro.
La vida construye conmigo
polvo…arena.
Sueño y me desvelo.
Soy en la mar un sargazo.
En el campo voraz incendio.
En el cielo astro extinto.
casa sin techo.
Noche sin luna
día sin sol.
¡Tormenta de arena!
Soy cauce trazado
que nadie sigue.
Sol débil en
día borrascoso
lluvia de estrellas
en cielo nublado.
que vive y muere
lo que es mío.
Cansado de mí,
de mi dolor,
Tus ojos de sol
y tu melena sin tiempo
han viajado veinte años
a lomo de infancia
para residir en este poema.
Has resbalado
por la pendiente
de la selva
como agua purificada
en el filtro natural
de la tierra
y has formado charcas
en el seno de la sierra.
Tu ladrar de bosque
se confunde con el
líquido de hojas
en caer de silencios
y tu presencia
llega como incesante
aguacero.
Otros seres
llegaron y se fueron
con sueño,
pero nadie dejó
tan maltrecho el ánimo
ni nadie encendió, como tú,
la llama de mi fuego.
En julio de fiesta
un estrépito de autos
nos llegó lejano
y murmullo de gente
avisó de tu encierro.
A solas,
te fuiste ladrando
en un golpe de suerte
y diez hilillos
de sangre te corrieron
por los dientes,
y mil gritos de llanto
barrieron el polvo
de tu muerte.
Los niños
te recogimos
cuando ya eras
silencio de asfalto
y las mujeres
te lloraron, incansables,
y mi madre, en agonía,
te insultaba por esa
manera tan absurda
de abandonarnos.
Los mayores, hombres,
abrieron en suelo fértil
un nicho de tierra
en qué meterte,
y te lanzaron
al profundo abismo
para protegerte.
Pero todos lo sabíamos…
tú, Capri, te irías
por sendas irreconocibles
hacia un mundo lejano
y sombrío del que ya
nunca retornarías.
Y así fue.
En el tiempo te buscamos
-llamándote incesante-
y nunca más ni siquiera
un ojo devolviste.
Hoy, otras dudas,
otros golpes terribles
de la vida
te sacan de ese inmenso
vacío y te colocan
al borde de mi pluma
para preservarte del olvido.
¡Capri!
Nombre que te designó
se trocó en hoja al viento…
llanto cristalino…
nota de poema…
¡Capri!
A mi lado los perros pasan,
Terminan su obra despreciable
y me ladran y me lamen,
pero yo soy el inmutable.
Un hombre me untó de su aceite
y me bañó con sus mejores perfumes,
arropóme con una túnica fina,
adoróme con flores eternas
y me pidió más riquezas,
pero…yo fui el inmutable.
Una mujer anciana y pobre
me contó sus desgracias,
lloró a mis pies,
depositó flores silvestres
y me adoró en silencio.
De mis ojos brotó una lágrima
caída de la infancia
y reconocí a mi madre.
La tomé de la mano,
aquella casa
que se perfila
imponente a distancia.
¿Qué guardará
cerrada y distante…
con jardines y rosas
al frente?
¿Qué tiene
aquella casa
que atrae extraña
mi mirada
y mueve mi impulso
a penetrar
en su alma?
¿Será acaso el aroma
de un perfume
extraordinario?
o ¿será quizá
el influjo
de un alma solitaria?
¿O el tiempo
que celoso guarda
a la amada
en el regazo?
de la carne
que ayer solitaria,
hoy se conmueve
en mis brazos?
¿O la amada
que entre pasión
y familia
en medio
de la tierra
al conjuro del amor
en medio
de la sierra
tiembla?
Yo no sé
qué guarda
aquella casa
que en el centro
de hondonada
proyecta camino
a horizontes
y lanza llamas
a ultranza.
¡Yo no sé
qué guarda
aquella casa!
Pero…¡Cómo mueve
mi impulso
lunes, 15 de octubre de 2007
Siempre me he preguntado
de dónde me viene
lo aventurero de amor,
lo trashumante de caricias,
lo pirata de dolor,
si yo, sólo
en barco de papel,
en avión de primaria,
en cohete de oropel
he bajado
amores a granel,
¿de dónde, entonces,
me viene lo trashumante
de placer?
¡Ah! El dolor de mi madre.
El placer de mi padre.
¡De mi infancia…lo errante!
Con nuestros bártulos
a cuestas,
-despertando estrellas-
hasta la casa del río
dos hermanos
abriendo brecha.
-ya cuatro abriles-
toreando, con sábanas,
lunas y luceros
a la 16 de Septiembre
en el cubrir de la bruma.
Allí tres años
y ya seis hermanos.
Con ciclones
llegué como extraño
y si no partí
con los vientos
fue porque nómadas
saltamos a casa de Beto.
Y con brinco de luna
y salto a confidente
nos llegó el octavo
Duquito-benjamín
en noche de relente.
Y nuevamente de
Morelos a Hidalgo
tres años
con terraza de espuma,
y en tiempo de lluvia
la acequia que inunda.
Y otra vez
pasado el invierno
con aperos y enseres
saltando el escaño,
en cola de cometas
cargando baúles
soportando macetas.
¿De dónde vienes aventurero
oliendo a limpio y a sol?
De mis padres,
que en noche de dolor
siguiendo luceros
correteando lunas
partían con trebejos
en busca de amor.
Y yo siempre
en la ribera
con mi vergüenza
en flor,
apuraba la noche
y surcaba callejas
haciendo cabriolas
al naciente sol.
¿De dónde vienes
pirata de amor?
De romper corazones
de casas viejas
las caracolas
de las casas nuevas.
Y otra vez
cargado de aromas
trenzando estrellas
sosteniendo cielos
soportando mundos.
Del boulevard
a Morelos
para subirme
en brazos de ciego
y partir a la luna
y parir en desvelos.
Y ya en Morelos
tumbarse en la sombra
recoger mis bártulos
y partir con la aurora.
¡Ya sé de dónde me viene
lo aventurero de amor
lo trashumante de caricias
Rafael Eduardo, Miguel, Sara, Tita, Daniel,
han recogido
arena de mar
tu imagen.
Y mis ojos
lagunas
salobres
han vivido
como siglo
al verte…
¡Siglo de
emociones!
Y mis ojos
han vertido
como surtidores
la luz de tus
Y mis ojos
candela
de estrellas
han ocultado
Y mis ojos
han sentido
noches
de silencio
mar de sales…
de tu existencia
me ha tocado
y me he sentido
un hombre nuevo.
Ha sido como
si mil pájaros
-sinfonía alada-
unieran tu nombre
a mi nombre,
tu aliento
a mi canto.
si un río de nubes
me lloviera amores.
Ha sido como
si un rayo
fulgurante,
majestuosidad
instantánea,
luz dormida,
hoguera presta,
a la luz difusa
del silencio,
me tocara.
No sé cómo ha sido…
pero fue.
He entonado
tu canto con mi canto.
He trenzado
mi aliento con tu aliento.
He lavado
tus labios con mis labios.
He impuesto
silencio a tu silencio.
He tocado
con mis manos
las mil manos
de tu cuerpo.
He sido
un sentimiento líquido
decantado en la fragua
de tu abismo.
Un viento fuerte
incrustado en tu montaña.
Un verde caudal
vertido en el
No sé cómo ha sido…
sostenido un
tiempo de mentiras
un espacio de
pasiones insinuadas.
Porque he huido
en un río de asfalto
para desembocar
en la línea confusa
de un abrazo, y tomar
-egoísta y avaro-
de tu rostro esfumado
un beso ciertamente…
falso.
Porque escapados
mis ojos
han recogido
un horizonte
de pasiones acalladas.
Y con zapatos
desgastados,
ropa raída,
te he buscado
con actitud
de hormiga.
He llegado
a la orilla
de tu dermis
me he sentado
en el arco
de tus ojos-puentes
y a la luz clara
brotan muslos
repentinamente,
cabellera enredada
en mis manos
brazos agitados
y violentos
rumor de agua
sonidos de silencio
quietud de pájaro
puente que guarda
mi secreto…
tu secreto.
Porque he alimentado
tiempo de mentiras,
un ir y venir de
espacios desgastados,
un sostén de
esperanzas vanas.
Chaneque sobre duende:
duende y Yobaltavan.
Viento que me
lleva siempre
a tu ventana.
Y la leyenda
inscrita, realidad
de mis pesares:
¡Tiempo de mentiras,
mi nombre sobre una hoja.
Has bajado de tu pedestal
de diosa griega
para suplicar que no torne
por la senda del amor florido:
sueño de peces,
cardumen confuso
senda del ir y venir
camino del olvido.
Súplica profana: no vuelvas.
Pero…el amor se ha subido.
Se amarra con sus amarras
de pasión y gracia.
Soporta el vendaval
de insultos,
desprecios,
tu aire helénico.
El amor derrama
su lluvia bienhechora.
Extiende sus hojas verdes,
Se prodiga en sueño de caricias,
cascada de palabras tiernas.
El amor no sabe de sujeciones:
se da en la palabra, el desierto,
el mar, la cocina, el comedor.
Se da pródigo a cada instante.
Él no sabe de negativas:
arremete, se hincha, se inflama,
se sostiene.
A pesar de todo,
una, dos manos,
veinte dedos,
el cuerpo, nuestro cuerpo,
a pesar de todo…
el amor se tiende
a morir despacio
¿Quién dice que vas
a morir…amigo?
Si derramas la vida
como estela
y cantas con
tu palabra sincera,
alfaguara de revueltas,
un verso lento y tierno
que retrueca
tu imagen siempre
viva de fea.
¿Quién dice que vas
a morir…amigo?
Si mil esteras
perladas de noche
no hacen sino
tu vida más ligera.
Y cien mujeres
te cuidan día a día
para que tu barba
más no crezca
y el reino del dolor
ya no sea.
¿Quién dice que vas
¡Si tan sólo
me has traído dos libros
y yo quiero
que sean docenas!
Ah, esta delgadez
que te abruma
no es de vida seña
seguramente pronto
estarás con otros
en la luz
de una vida nueva.
Y cabalgarás caminos
de lunas llenas
troquelados
de nácar y ámbar
salpicados de luz,
rincones floridos
de perlas,
cerca de azul
ribera.
Y tú…Mochilanga...
oirás desde lejos,
doquiera,
un coro de poemas
que te canta:
“Mecachis que sí
que retornar
a tierra
donde otros
te lloramos
ayer, apenas,
porque viéndote
cabalgar por
el firmamento
pensamos que
una estrella eras.
¿Quién dice que vas
a morir…amigo?
¡Sólo aquél
que no te quiera!
jueves, 11 de octubre de 2007
anda, vámonos al diablo!”
¡Qué de pronto
vino el silencio!
¡Como ladrón familiar
entró a tu cuerpo!
Tú lo acogiste
sereno.
Entre copa y copa,
paciente
entre pacientes,
te esperó artero.
Decaíste
en el umbrío aposento
donde madre
esposa e hijos
se consumían contigo
viéndote morir
calladamente.
¡Qué de pronto vino!
en tu vientre.
No lo reconociste
porque joven aún
no entendiste
lo terrible
del silencio.
¡Ay, lo terrible
del silencio!
Te hizo cruzar
las piernas
y en bamboleo
crecer como antes
tu palabra,
tu barba
de náufrago silente.
Y te imposibilitó
para el baloncesto
que otrora
jugaste señero.
Y te prohibió estar
junto a seres amados
que a distancia
luchaban por verte.
Cada día, tus amigos,
importunábamos:
te esperaba en el lecho.
Fue la última mujer
de mil de ellas
que se acostó contigo
para beber la gota
púrpura de tus labios
y convertirlos
en mágico nácar.
¡Qué terrible silencio
se apoderó de tu cuerpo!
¿Y tu carcajada,
alfaguara de aliento?
Hoy viaja
por tiempos ignotos
en el espacio
del recuerdo.
Aún la escucho:
¡Chispa de vida!
¡Requiebro al aire!
¡Piropo a la nada!
¡A todo!
¡A la vida!
para echarte mis ojos en tu pecho…”
¡Qué difícil
se hace todo
Encajado ya
en el paisaje
tornasol del
crepúsculo,
caminante incansable
en los cuatro
puntos cardinales
te encontraba.
Hoy, la ciudad,
a causa de tu ausencia
se siente hueca, vacía.
Un don bohemio
una palabra alada
una noticia
al aire, tuya,
nos hace falta.
Y tú tendido en esa
tu bóveda cerrada
prisionero recinto
para tus anchas
inútil para tanto
calor humano,
húmedo sitio
maldito paraje
para tus huesos
y tus ayes.
¡Levántate y anda!
Empuña tu poema
de mentiras y verdades
súbete al auto
de la vida
y corre por El Palenque
tras El Veterano.
Refréscanos con ese
tu don maravilloso
de inventar un cuento
y tras el cuento…
la huída del torero
frente al toro,
el toro de la vida
con su pase de Verónica…
y tu carcajada.
Recuérdanos con la
“que somos en la vida
mucho, poco o nada.
¡Y qué…hijos
de la chingada!
Que yo vivo la vida
y basta…”
y tu caravana.
¡Qué difícil
se hace todo
brillaron las estrellas para ti.”
El día
que te entregaste
a la muerte
la tierra se abrió
en un inmenso
ojo de hormiga y,
alegre,
entraste por él.
Ya nada te importó
ni tu madre
ni tu esposa
ni tus amigos
ni los otros
ni las otras
ni tus hijos.
Lanzaste,
llama viva de futuro,
tu mirada lánguida
y te enamoraste
perdidamente
de ese desquiciante
por el ojo de hormiga,
sin aviso,
todos te anduvimos
buscando
-inútil búsqueda-
en los subterráneos
brazos insultantes
del vacío.
Todos
los que te queremos
deseamos, entonces,
meternos por ese
ojo de hormiga
y llevar hasta ti
tu ciudad y tus calles
tus casas y tus hijos
de olvido.
Todos ansiamos
meternos por ese
infinito
ojo oscuro
y depositar
en entrega inmediata
caso omiso!
Te marchaste
bullanguero
y alegre,
en pos de esa
conocida
milenaria
que tendió
hacia ti,
veleidosa,
la mano
descarnada.
Poco
te importó
mi miedo,
nuestro miedo,
tu ausencia
y mi angustia.
En sobrado vuelo
-sueño al aire-
partiste por veredas
altas, celestiales,
mamando oscuridad
besando vacuidades
abrazando sombras
tu cayado de plata
sembrando ojos albos
al caer la tarde.
Aún recuerdo
el día que
te entregaste
a la muerte, Negro.
La tierra se abrió
-ojo de hormiga enorme-
y te perdiste
jineteando estrellas
en los linderos
del espacio...
Al principio
la vida sin ti
estaba vacía.
Después, contigo,
el sol
iluminó pleno.
Ahora, mes
de primavera
-ciclo inevitable-
sin ti
oscura noche
es de ausencia.
Primero abriste
-tímidamente-
de la madre
y te abrigaste
a la sombra
en su regazo.
era el pequeño
valle de la sala,
la montaña
de los muebles
de sus brazos.
Tu padre, entonces,
era para ti, tan alto
y tan firme y tan severo,
que tú lo obedecías
asaz de prisa,
por temor a romper
-ráfagas de hielo-
el puente de cristal
que los unía.
En la juventud
fuiste el seleccionado
que ganaba
al salto de dos
y encestaba
el tiro libre
y dejaba atrás
al enemigo
con el perfecto
lance de tu triple.
Eras sol,
centro de universo,
excelso declamador
tipo aventurero
Presidiste de tu
colonial ciudad
la tradición
de sus festejos
y jurado
en concurso cultural
y promotor
de palabras en revuelo,
pez en el agua,
entre gaviotas
ave en el espacio
de sus vuelos.
Carisma, liderazgo
en campaña,
orador sereno,
cada momento
lo viviste aprisa
como aprisa
te arrancó la vida,
la savia, tu venero.
Y llegó el aciago día:
en holocausto
rendiste tributo
a la tierra;
en el periódico
y plática obligada
en mesa ajena.
Y pasan los días
y pretendemos olvidarte.
Pero siempre
hay un niño
una acción involuntaria
un ajetreo impensado
de la vida
una palabra
que fue tuya
un poema que tú decías
y salta -entonces-
llanto incontenible
mil lágrimas
hilvanadas
de recuerdos.
Hoy,
la muerte y la vida
han tejido
una túnica
para abrigarte
un manto de siglos
aluminio.
Y desde aquí,
desde este desierto
poblado
cae lluvia
bienhechora:
fragmentos de amigo
desde tu recinto
desde un muro
sólido y frío
para preservarte
del olvido…
ha dedicado
seis poemas
a tu memoria.
Este último
a manera de epílogo.
De lo intrincado
de la sierra
baja este mar
de amor deshabitado.
De las estrellas.
De la inmensa
población de estrellas
desciende este océano
como amor de arenas.
De mí.
De la vastedad
de mí,
me llega
con la aurora
un anhelante
suspiro de ti.
Cada día
transporta el alba
aromas de alhelí
cultivado anoche
lanzado al viento.
Un “¿me quieres?”
pregunta de goleta
al mar.
Y un despliegue
de velas
abriendo labios
de espuma y de sal.
Un andar de tiempos
distantes y ajenos.
Un encontrarse
de pronto,
un caer de ojos
un levantar de hombros
y un verse de nuevo.
Y después…
seguir muriendo
en espera
llama que abraza
eternidad de fuego:
buscarte cada mañana
En este caer de días
-piedras en precipicio-
exhala su aroma
un fruto firmemente
asido, no sé,
a la mentira.
Se queda suspendido
en el brazo del espacio
y cada vez más fuerte
impávido mira
una lluvia de tiempo
que no lo vence.
Es un fruto-amor
de mil palabras dichas.
Es una ternura
que espera la noche
para nutrir su aurora.
Es fruto-amor-poema
que de distancia se queja
y en aguaceros vierte su pena.
Es canto alado
sonido de barca
en altamar.
Es silencio de selva
penetrando en el alma
a descansar.
Es éste un fruto-amor
de dos que de
pronto se forjó
y ha templado
un toque albo
de clarín que
deslumbra el alma.
Dos frutos redivivos
que no cejan.
Amores
en la rama del ocaso
que el acaso encierra.
En este caer de días
-horas en precipicio-
hay un fruto firmemente
asido –no sé- a la mentira.
miércoles, 10 de octubre de 2007
oscila
en construir
en penumbra
en soledad
en distancia.
Porque veo
en el paisaje
de El Vigía
las formas perfectas
-líneas cósmicas-
Nuestras vidas
se detienen
en la esfera
de un deporte
y caen como cascada,
tormenta de emociones,
en el anillo metálico
de la aurora.
Tu voz y tu cuerpo
indiferente
gélido
a nuestra súplica:
oidor sereno,
insensible,
divulgador de
la palabra
que como Dios
se crea.
Palabra alada
que empuja, castiga,
hiere, profana,
leva al infinito.
Nos hace uno
en comunión
afinidad de pasión
necesidad de dos.
Fugacidad insultante
en el nervio
de un tiempo
que no es nuestro.
Y luego…la ausencia,
el dolor y el llanto.
Es un asirse
de una cuerda tirante
en un entorno
que es ajeno.
Estas montañas
y ríos y selvas
nos asfixian.
Estas calles
condenan y…
ojos murmuradores
revelan.
No queda, entonces,
sino llevarse
al infinito
este infinito amor
muere de amor.
El amor
que abrasa
primero emociones
después la razón.
Uno también
se deja morir
de amor
cada noche
sabiendo que
en tu recinto
una sombra
te toma cuando quiere
y un perdido
amor en el desierto
sueña contigo
a hurtadillas,
despierto.
Uno es el que anda
en las calles de tu sierra
y cree reconocerte
en cada fémina
y desea sentirte
cerca y junto
como noche y estrella
cauce y río
litoral y arena.
Uno es el que tiende
-pescador desesperado-
su red vieja
y espera obtener
un tu pañuelo de seda
un tu arete de perlas
un tu dije de quimera
un algo un todo
que te pertenezca.
Uno es el que
en el umbral
distante al tuyo
te llama
y otro es el que arriba
sereno a tu puerta.
Uno es el que ávido
fortuitas te traigan
por la cuerda fugaz
de una estela,
en el fondo mar
de mi existencia.
Uno es el que
muere de amor…
Éste fue un amor
que tuvo su origen
en la bóveda celeste
de una ilusión.
Fue un amor
que se nutrió
en el misterio
y se sujetó
con sus raíces
en el universo
de la nada.
Pletórico
de éxtasis
de desnudos
no vistos
ramificó
sus largos
brazos
hacia un ciclo
de esperanzas
vanas.
Tocó
-desposeído milenario-
las puertas
de un hermoso
salón vacío
y encontró
en una sabana
de miradas
un horizonte
de pasiones acalladas.
Y palpó
un febril celo
en el cielo
de la amada.
Y golpeó
-mazo del deseo-
una puerta
de agua y cal
al punto desmayada.
Y no fueron ya
sino dos amores
en llamas
abarcando praderas
devorando caminos
incendiando litorales
avanzando veredas
apagando luceros
prendiendo canas.
Fue éste un amor
que tuvo su origen
en la esfera celeste
de un noviembre de flor.
Pasión encendida
como soles de universo
muslos que se abren
como delta en río
amor que brota
como flor de estío
amor que cae
por su propio peso.
Mar de amor
húmedo, profundo,
penetrando agua y sal
hasta los huesos
mal de amor
vagabundo
distante
sin tus besos.
Amor que
floreció un día
y cayó con la tarde
flor firme
al mediodía
hojarasca
vespertina
que no arde.
En la senda
te encuentro
única,
perfecta
en un mundo
de imperfectos
y mi pasión teje
invisible túnica
para tocar
las formas
de tu cuerpo.
A las trece horas
tus ojos a mí viajan
a las trece once
quiebras mis alas
de porcelana.
A las catorce
partes autobús
en viaje
a un recorrido
sin regreso.
A las catorce
soy inocente
preso
exigiendo
a la vida
un pasaje.
A las diecisiete
soy celos
que funde piedra:
río de miel
hecho hiel
por tu ausencia.
A las veinte horas
un cielo trina
y un desesperado
contesta:
sierras tiemblan
besos cruzan
y adioses rezan.
A la una
-hora prima-
somos fuego
pavesa
pasión en delta
engranes
unión de crucetas.
A las tres,
dormida pasión
frío
silente beso
callada obsesión.
Amor que brota
como flor de estío
amor que cae
por su propio peso.
que mueves mi pasión
desde la perspectiva
de las negras,
y yo no he pulsado
tu sentimiento
desde la crin
de mis blancas.
Que ya tocas,
distraída,
el peón de mis celos;
molesta,
coqueta,
el bridón
de mis enojos;
y te sientes
dueña y señora
del cuadrado.
Y yo no he tocado
-no por debilidad,
ni por asomo de ansiedad-
la encendida pasión
de tus senos,
ni el altivo torreón
de tu cuerpo.
Y he respetado
-jugador sereno-
toda la cuadrícula
del tablero.
Y tú, en cambio,
sigues de las blancas
doblegando
de su reina
Y yo continúo,
pensativo,
sin acertar a mover
la gallardía
de tus infantes,
ni la belleza
de tu dama,
ni la excitación
de tus corceles.
Pero el colmo…
te has atrevido
de mi soberano
con el pretendido
jaque-mate
de tus impasibles
emociones.
¡Y me he decidido
al fin!
¡Qué choque!
El donaire
de tu soberana
se engulle el enojo
de mis atalayas.
Tu alfil,
sonrisa franca,
de mis peones;
y el cándido
pensar de tu señor
se impone
al intrincado
razonar de mi torre.
¡Pero qué ojos
los de tu emperatriz
ante la proximidad
de mi monarca!
al sentir
el galope tendido
de mis besos!
¡Y qué frenesí
de tus ansias
en el sosiego
de mis brazos!
¡Y qué de caricias
y ternuras
en la cuadrícula
del tablado!
¡Qué partida
¡Qué lucha
por olvidarte!
¡Qué de infantería
fundida
en el fragor
de la batalla!
¡Y cuántos
torreones caídos!
¡Y cuántas
ilusiones olvidadas!
Y mi rey
que en siglos
de emociones,
invencible,
al sentir el contacto
de tu reina
trocó su cólera
infinita
por un amor
sin engaños…
y se tendió
a morir despacio
al encenderse
el tablero
con el jaque-mate
de tu olvido
y el eterno adiós
GUAYABA AMOR
cómo has llegado.
No fue en semilla
sino…¿en flor?
Al arribar
a esta tierra
que no era tuya
con tus cinco brazos
te arraigaste.
Alguna vez
pensé arrancarte
pero tú…
con tu presencia
y tu sonrisa
en flor
te sujetabas.
Otra vez
pensaste irte
pero yo…
con mi riego
y mis cuidados…
bebí de ti.
Recuerdo
que en un tiempo
tu energía
se concentró
de tal forma
que uno,
un sólo fruto
me obsequiaste.
Llegué a tus ramas
y tomándote del talle
arranqué
el fruto sazonado
que en blancura
y rosa
me entregabas.
Fui paciente:
la era había
germinado.
Cada mañana
te regaba
cada tarde
te cuidaba.
Y otra vez
la espera
el fruto:
lo bebía
angustiado.
Tus ramas
fueron creciendo
tus llamas
fueron
aumentando.
Mis cuidados
se avivaron
mis afanes
se multiplicaron.
Después…
el después no llega
tendremos
ÁMAME
Yo amo tu osadía
y tu engañosa actitud
indiferente.
Amo el abismo
de tus ojos
y el carcajear
de tu río.
Amo el volcán
de tu boca
eruptando principios
y amo tu fidelidad
a los casos perdíos.
Yo busco
tus pasos seguros
abiertos al frente
tu imperativo gesto
exigiendo justicia
ávido vuelo
libertario
sugerente.
Yo he sabido
de la mentida
espina que te hiere
y he palpado
el mar de tu agonía;
he conocido
la universal
ternura
que rezumas
alada rosa
que suspiras.
Yo sé de la pecera
que te ahoga
del cardumen
confuso
que te engaña
y sé que el desliz
de las horas
no se detiene
en el rostro
de tus aguas.
Rosa cristal
Agua de roca
ámame con el cenit
de tu boca.
Ave risa
Risa alada
bésame
con la candela
de tu mirada.
Tú no sabes
del cristal avisor
que te persigue
noche a vía
vía a noche
caleidoscopio sensual
que te desviste.
Amo tu osadía
y tu engañosa
actitud indiferente.
Amo tus ojos
y tu río.
Amo el volcán
de tu boca
y tu don
de justicia.
Amo la universal
ternura
que rezumas
y amo el desliz
de tus horas.
Rosa cristal
Agua de roca
ámame
con la grana
de tu boca.
LA BÚSQUEDA
Los conceptos
han cambiado.
La forma de medir
el amor
los principios
el tiempo
ha variado.
El amor se mide
en el cuadrante
de las ansias.
Los principios
en los guijarros
del espacio.
Y el tiempo
en los 360
grados cardinales
en tu búsqueda.
la estadística más fría
la mentira más pura
la audacia más escondida.
Tu imagen
es la piedra lavada
el rostro arrebolado
y crepuscular
La imagen viva de luz:
paloma que llama
-grito sensual-
en el cobertizo
de cultura.
Tu voz se extiende
se detiene en la
cuerda de tu risa
donde yo,
cirquero de brisas
a recrearme vengo
a acongojarme voy.
¿Y qué…a ver?
-me dices-,
y 32 cenzontles
sonrientes
bañándose
en tu río.
Y 32 cenzontles
silentes
muriéndose
de frío.
Y en el litoral
de tu talle
mi cinturón
y en la curva
de tus muslos
mi corazón
se desvela.
Y en la vía
de tu cuerpo
-hormiga-,
paso veloz
y alfileres
de deseos
enterrarte
quisiera yo.
Y en erupciones
voluptuosas
tus calles
suben y bajan
y en policromos
disfraces
de líceres
se desmayan.
¿Y qué…a ver?
-me dices-.
¡Y qué ayer
desgranándose
en búsquedas!
Tú por la plaza
yo por tu casa
corazones abiertos
tambores llamando
a duelo
campanas plañideras
cruzando adioses
en secreto.
¿Y qué…a ver?
-me dices-,
intentando
cicatrices con qué
curar heridas.
Para nada
tabletas
que echen
a volar desvelos
si en la imagen
viva del insomnio
-filo de caricias-
me recreo.
¿Y qué…a ver?
-me dices-,
sembrando
cicatrices con qué
sábado, 15 de septiembre de 2007
MENTIRA
¡Que se vaya!
¡Que se vuelva
otra vez río
y retorne
a la mar!
Tu laguna
es tranquila
tu laguna
es soledad.
¡Deja
que mueva
lagunas
de otra mar!
¡Que se vaya!
¡Que se vuelva
otra vez río
y retorne
a la mar!
VOY A HACER DE ESTE AMOR…
con mis lágrimas.
Voy a tender
esta pasión
en el suelo para
que los animales
la arrastren
y la muerdan.
Voy a tender
este amor
para que el aire
lo seque.
Voy a colgar
esta pasión
entre los árboles
para que la rapiña
la devore.
Voy a tirar
este amor
a la azotea
de la casa
solariega
para que las aves
lo pisoteen
y el musgo
lo cubran.
este amor
al cielo para
que en lo eterno
se disperse
y polvo cósmico
se vuelva.
Voy a hacerlo
palabra
canción
recuerdo.
poema
endecha
lamento.
Voy a elevarlo,
papalote florido,
por la Cuesta
y voy a cortarlo
de este amor
casas en ruinas
¡Tormenta!
Voy a hacer
callejas solitarias
rincones torturantes
presencias hostiles
desesperanzas plenas.
Voy a hacer
de este amor
mil poemas:
mis tesoros
más hondos
más hondas
mis penas.
Voy a hacer
de este amor…
¿Quién sabe?
Quizá mil
protestas.
Voy a hacer
¡CÓMO QUISIERA!
Yo quisiera entrar
en los ojos de Esperanza
y al llegar a ti
saltar para abrazarte.
Yo quisiera penetrar
en la piel de Esperanza
y al llegar a ti
salir para besarte.
Yo quisiera quedarme
en la sonrisa de Esperanza
y al llegar a ti
surgir para amarte.
Y quisiera que Esperanza
me trajera un beso tuyo
y quedara cautivo
lacerante en mis labios.
¡Cómo deseo ser
el viento que te toca
el agua que te refresca!
Me quedaría contigo
juguetón en tu enagua
evaporado en tu rostro
reflejado en tu alma
Cómo quisiera sentirte
rumor violento
en el alcázar y en la calle…
¡En lo fresco de mi casa!
TU NOMBRE
-pluralidad de eco-
se despeña
en desfiladero
y salta
en mi manzana
y danza
en mi escudilla
y nada
en mi jugo
de naranja
y hurga
mis ojos
lluviosos
en su orilla.
Tu nombre
se desliza
cuesta abajo
y en el silbo
del viento
deposita su nota
en cada hoja
en cada rama
en cada árbol.
Tu nombre
es canto
es danza
es eco.
Tu nombre
es jugo
de naranja
que inicia
cada día
mi lamento.
TU NOMBRE RESUENA
Tu nombre
suena diferente
en cada timbre
y en silencio
resuena.
Tu nombre
por ejemplo
a las 13:45
es cascada
de nervios.
A las 19:00
alud de
recuerdos.
A las 20:00
torrencial
aguacero.
A las 22:00
vehementes celos.
En el transcurso
de la noche
desvelo.
Y al amanecer
lamento.
A las 8:00
urgencia presta.
A las 9:00
desesperación
violenta.
A las 10:00
simplemente
a las 10:00
juegas en
mi mesa.
A las 11:00
bandada
de exigencias:
¡Preciso verte!
A las 12:00
más que vacío
tristeza cierta.
A las 13:00
esperanza
almibarada.
Y otra vez
a las 13:45
cascada
de nervios.
Como ves…
si el timbre
suena
tu nombre
lleva
y si no timbra…
¡Resuena!
TUS OJOS
Vivos y negros
ojos abiertos
en la seda
de tu faz.
Ahogados
simulados
apenas
depositarios
de las canicas
infantiles
de mi ensueño,
siempre húmedos,
siempre tristes…
más tristes
con la sonrisa
dibujada
de tu sueño.
Tus ojos son
-sin embargo-
cuando me miras,
fuego
en el juego
dilatado
de lo eterno.
que ven en la cuenca
de su fantasía
por una y última vez
los fantasmas
de la vida.
Vivos
negros
húmedos
ojos que ven...
Ojos
que suspiran.
OLVIDO
Tu luz
ya no es
para mí.
Tu eco ya
no me llega
y has convertido
en páramo
mi tiempo.
Desierto
de mí,
alacrán
me habito.
Cactus de
mis deseos
en el cenit
me seco.
Desde que te
marchaste,
tuza cavo
mi madriguera:
el día es noche
y la noche
Quimera.
En el
oasis de
mi desierto
callaste
el mar
de las
caracolas
ahogaste
el trino de
los pájaros
y deshijaste
las amapolas.
En el
páramo
de mi
tiempo
mi dolor
te muerde
y mi rencor
te ladra
y tú sigues
-en intimidad-,
movimiento
oceánico
sorbiendo
agua.
Desde
que te
marchaste
calló
el mar
de las
caracolas
ahogaste
el trino
de los
pájaros
y deshijaste
las amapolas.
jueves, 13 de septiembre de 2007
VAMOS A TRABAJAR
en este gran proyecto
que es el olvido…
¡Más importante
que el amor!
Vamos a jugar
a trazar distancias
y a colocar cerros
como murallas.
Vamos a jugar
a poner océanos
fronteras al amor
ocasos a la pasión
horizontes a la ternura
límites a la emoción.
Vamos a jugar
a que ya no tienes
ojos para mí.
A que ya no tengo
ansias de ti.
a quitarnos la vida
a eliminar la sonrisa
a apagar la campana.
Vamos a jugar
a que ambos nos quedamos
en el filo y en la orilla.
Vamos a jugar
a encender el tiempo
y avivar distancias
a ahogar cardúmenes
y pescar recuerdos
a vivir la muerte
y morir la vida.
Vamos a jugar
a que tú y yo
cansados de todo
hartos de tedio
llenos de miedo
cruzamos solitarios
los caminos de la vida.
Vamos a trabajar juntos
en este proyecto de olvido...¡
VACÍO
por las calles
-ahíto-,
intentando
asaz
solo.
Metidas
las manos
en tus bolsillos
de tristeza
ojos de
horizonte
pretenden
acercarse
y más de ti
vacío…
te has
bebido
muriendo
de frío
¿SABES?
qué vengo?
Por sentir
el río azul
de tu mirada.
Por ver
tu actitud
-en pinganilla-
altiva,
hollar con tus
ósculos lacerantes
mis mejillas.
Por embriagarme
en la desnudez
de tus montañas
y andar –loco-,
loco andar
de mis andanzas
por tus valles,
tus curvas
y tus calles.
qué vengo?
Por encontrar
en tu juventud
la vida que
entre manos
se me escapa.
Por eternizar
una laguna
que entre
ambos se
formara.
Por forjar
juntos
yunque y tierra
árbol y cueva
boca y lengua
mar y barca
la laguna
verde-azul
de mis
quimeras.
¡Por eso vengo!
¡Aquí me tienes…
para lo que
quieras!
INSTANTÁNEA
en vuelo
llegaste.
Mariposa
en vuelo
partiste.
Un revuelo
de pájaro
en calle
levantaste.
Un revuelo
de pájaro
al alba
sometiste.
Locos volaron
tus ojos
por mi mirada.
Loca voló
mi mirada
por tus ojos.
Y entonces…
trémulos
el coral
de tus labios
prometiste
roce de
mis labios
devolviste.
En libros
-apresurada-,
tu perfume
esparciste.
En susurro
apresurado
-el polizonte
nos ha visto-,
me dijiste.
Mariposa
en vuelo
llegaste.
Mariposa
en vuelo
partiste.
Un revuelo
de pájaro
en calle
levantaste.
Un revuelode pájaro
sometiste.
DIÁLOGO
¿Qué haces ahí?
-¡Viendo el cielo!
Intentando asir
una mirada fugaz,
lejana, antípoda,
que como la mía
-furtiva-,
intente jugar
con las notas
del alma sideral.
martes, 11 de septiembre de 2007
SANTIAGUERAS
¡Santiago de lejanías
en el remanso celaje!
Panorámica de viaje,
colosales serranías.
Te cuidan como vigías
la cultura de tu gente
armonía refulgente
entre naturaleza y hombre
que da esplendor a tu nombre…
¡Santiago, cuna sonriente!
Legendario pueblo olmeca
del azteca tributario
perlas de historia en rosario
de cabezas son la meca.
De colosales sí peca
en su dios jaguar resiste
el indígena reviste
el orgullo de su origen
en estas tierras eligen
el Tuxtla náhuatl que viste.
y Marquesado del Valle
lo histórico de tu talle
el noble rey lo blasona.
Ingenio, caña dulzona,
en cantón fuiste primera
ciudad colonial cimera
heredaste los reinados,
danza, música…bordados
de tradición decimera.
La fortaleza de raza
te viene de lo africano
rumba, rumbero, fulano,
tus orígenes emplaza.
La negra, negra, acompasa
con su pelo ensortijado
mogomogo cocinado,
el marimbol engrandece,
son abajeño agradece
ser por todos cobijado.
indígena sangre funde
la negra que se confunde
ante hispano proceder.
De Moctezuma ha de ver
señorío de su raza
del peninsular la plaza
de africano bronco son
que surge como fusión
cultura que todo abraza.
En mirada de mujer
sobresale…artesanías,
realidad, no lejanías,
es el arte de tejer.
Dualidad ciencia-creer,
escultoras de sapiencia,
reflejan grata inocencia
en diseño de comales
suprimen todos los males…
¡Es riquísima experiencia!
de colorido también
guayas y nanches recién
pitahayas al despecho
la mujer pinta de pecho
amargo, dulce, salado,
frutal divino bocado
en la dieta del tuxteco
xoxogo, vaina…del eco
sierra, edén divinizado.
Resalta abolengo hispano
en la estructura de casas
de jardines a terrazas
aspiras divino arcano
aire por demás cercano
dos aguas, arco, tejado,
ventanal, balcón alado,
amplio corredor, pasillos,
donde habitan duendecillos
desde hace tiempo pasado.
que en otros lares no brillan
Mona y Pipica rastrillan
el sentimiento de legos,
Tángano, Pandorga, en riegos
risa, alegrías producen
niños, jóvenes inducen
a cultivar pleitesías
son finas jugueterías
sólo en Santiago seducen.
Bajo el azul de su cielo
en junio de cada tarde
líceres, la lluvia que arde
de Xogoyo levan vuelo.
Tragedias griegas que en celo
se unen al jaguar olmeca
de soga al grito a la mueca
del cuero al moco rugir
del Marqués ha de subir
algazara que no peca.
la del alcázar y el son
que retumba cual sermón
en la tarima ejemplar.
Del cerro baja a templar
anciano, joven y niño,
arpa, requinto…corpiño
sube a ganar la pasión
de dos, de cuatro o montón,
zapatean con cariño.
En la víspera del santo
hay que acabar con demonios
suelen dejar testimonios
cuernos y cola de espanto
ha de quedar sin quebranto
la ciudad sana y tranquila
a las cuatro se vigila
muñecos, música y toro,
la gente con más decoro
-tierra virgen de fuego y agua-
unos ojos tras la yagua
de brujos y, ay, Yobaltavan.
Las miradas espantaban
y con chaneques de ríos
llegaban a caseríos
por niño no bautizado
danzarle línea del hado
y que muriera de fríos.
En cada julio de fiesta
el son en Santiago suena
baila, bailando resuena,
garbosa mujer enhiesta.
El huapango está en la siesta
el cascabel…la sonrisa…
el zapateado sin prisa...
lo traemos de abolengo
de moro, andaluz provengo
partió valeroso el Santo
aunque Bernal no está al tanto,
Santiago ganó cincuenta.
Así de Tuxtla se cuenta
miríada de cantores
en procesión dan clamores
cada julio veinticinco
multitudes con ahínco
dan y demandan fervores.
Del medioevo se evoca
el lance de caballeros
mora usanza de guerreros
que a muchedumbres convoca.
La dama al galán provoca
el denuedo en punterías
las pícaras gallardías
mueven dones en torneos
cinta, banderín, trofeos…
¡Bulle pueblo en romerías!
tiro de gracia con bueyes
fundamentales sus leyes
no permiten jugarreta.
Luce de blanco, coqueta,
tocado frigio en cabeza,
el águila una entereza
bordado de fantasías
recuerda días con días
lo heroico de su grandeza.
La muerte siempre convoca
al camposanto en noviembre
el santiaguero en septiembre
tiene la muerte en la boca
platillo a comer invoca
garnacha, nanches curtidos,
dulces, tamales surtidos,
símil dieta de difuntos
aquí pasaremos juntos
a las seis el veinticuatro
superior a otro teatro
de Jerusalem devino.
Y aunque sin ir en pollino
Marías diez mil lo cargan
penas a besos descargan
marimba, jarana y son,
cohetes, luces, listón,
a la madrina lo encargan.
¡Así el periplo cerramos:
rica historia y tradición,
de culturas bronco son,
bailes y piedras tallamos!
Poesía, canto, sembramos
en cada noche de luna;
llega siempre la fortuna
del arte, comida y vino,
Santiago siempre divino…
lunes, 10 de septiembre de 2007
PRINCIPITO
verdadero.
¡Ah, pequeño príncipe solitario!
Si no han pasado a granel las palomas
embriagado te hubieras con aromas
de la núbil rosa de tu santuario.
Incansable embajador que en rosario
grande baobab y volcanes domas
unos apagados, otros sin pomas,
en el planeta de tu relicario.
Farolero de ilusiones, viajero,
domesticador de hombres, escogiste
un desierto, un pozo…aventurero
con una caja mágica partiste.
Si regresa algún día, misionero:
¡Avisadme! ¡No me dejéis tan triste!
RESIDENCIA
amorosamente.
Aquí me quedo
que otros vayan
a ganar la guerra
que otros vayan
a ganar el amor.
Aquí me quedo
vestido de primavera,
entre colibríes
y ruiseñor
a oír el canto
del corazón.
A los otros dejo
el ruido de la calle
el grito de solución
el ingreso del gobierno
el valor de la redención.
Yo aquí me quedo,
a tomar la brisa,
el renuevo del ciruelo
y la flor del limonero.
Yo, aquí me quedo,
absorto en cielo,
estrella, luna, mar,
montes, cerros, sierras,
ríos, caminos, más.
Que otros ganen
infierno o paraíso
yo…aquí me quedo…
¡No más!
CASA DE HAI-KÚ
cariñosamente.
¡Hay sinfonía...
pájaro, rana y río,
en caserío!
Pasa Tepango.
Sierpe, húmedo cristal,
canta fandango.
La luna pende
su inmóvil gravedad...
sonríe y muere
Creador de vida
el ciruelo se entrega
a la bebida.
En cocotero,
pájaro carpintero,
puntea un son.
Como leona,
la iguana canta huapango
a la redonda.
Esos cocuyos
en tiendas de campaña
reparten luz.
Pinta caminos,
caracol orgulloso,
por mis dominios.
Vienen tlacuaches
por caminos de luna...
¡Llévanse tunas!
Ladra un Gitano
a sueños de espantos...
son ermitaños.
La buganvilla
se asoma a la cocina...
¡Policromía!
Sobre la fuente
van rutilando estrellas
tan de repente.