“...Y el alma, un ave que remonta el vuelo.”
Ignacio Manuel Altamirano
¿Quién dice que vas
a morir…amigo?
Si derramas la vida
como estela
y cantas con
tu palabra sincera,
alfaguara de revueltas,
un verso lento y tierno
que retrueca
tu imagen siempre
viva de fea.
¿Quién dice que vas
a morir…amigo?
Si mil esteras
perladas de noche
no hacen sino
tu vida más ligera.
Y cien mujeres
te cuidan día a día
para que tu barba
más no crezca
y el reino del dolor
ya no sea.
¿Quién dice que vas
a morir…amigo?
¡Si tan sólo
me has traído dos libros
y yo quiero
que sean docenas!
Ah, esta delgadez
que te abruma
no es de vida seña
seguramente pronto
estarás con otros
en la luz
de una vida nueva.
Y cabalgarás caminos
de lunas llenas
troquelados
de nácar y ámbar
salpicados de luz,
rincones floridos
de perlas,
cerca de azul
ribera.
Y tú…Mochilanga...
oirás desde lejos,
doquiera,
un coro de poemas
que te canta:
“Mecachis que sí
¡Si tan sólo
me has traído dos libros
y yo quiero
que sean docenas!
Ah, esta delgadez
que te abruma
no es de vida seña
seguramente pronto
estarás con otros
en la luz
de una vida nueva.
Y cabalgarás caminos
de lunas llenas
troquelados
de nácar y ámbar
salpicados de luz,
rincones floridos
de perlas,
cerca de azul
ribera.
Y tú…Mochilanga...
oirás desde lejos,
doquiera,
un coro de poemas
que te canta:
“Mecachis que sí
estás guapo”
y tendrás
que retornar
a tierra
donde otros
te lloramos
ayer, apenas,
porque viéndote
cabalgar por
el firmamento
pensamos que
una estrella eras.
¿Quién dice que vas
a morir…amigo?
¡Sólo aquél
que no te quiera!
que retornar
a tierra
donde otros
te lloramos
ayer, apenas,
porque viéndote
cabalgar por
el firmamento
pensamos que
una estrella eras.
¿Quién dice que vas
a morir…amigo?
¡Sólo aquél
que no te quiera!
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