miércoles, 17 de octubre de 2007

CUANDO SANTIAGO TEJE

Cuando Santiago teje
una alfombra roja
con sus flamboyanes
es el abrigo cálido de mayo.
Resuenan, entonces,
las primeras lluvias
en el timbal de la sierra
y una fragancia de líceres
suspira la tierra.

Abre su húmeda lengüeta
el fagot grave de junio
y retumba la soga del lícer
en el xilófono de la sierra.
Julio nos llega
percusión de tambor
llamando a fiesta
y Santiago se corona reina.

El hombre bravío
baja de la cordillera
y templa el arco
de su tradición
en su fiesta añeja.
Danza con la orquesta
-himno multitudinario-
el temible Negro
y a caballo Santiago
salta por las calles.

Hilvana el Duque de Miranda
el veinticinco a las once
un tapiz azul de amor
al son del arpa,
el requinto y la jarana.
Y de Xogoyo y el Marqués
La Pelona y La Quinta
vienen un aire festivo
una canción de amor
historia y tradición
y del Duque un poema.

El charro monta su bridón
y a galope tendido
extiende el banderín
para llevarse el aplauso
la liana de triunfador
y de la reina un abrazo.
En acordes de trompeta
leva la enseña tricolor
porque ha caído
en Torneo de Cintas
el esfuerzo y el fragor
otro veintiséis de julio
desmayado en cinta de color.

Y en la noche el baile espera
-cita de amor, primera-
para urdir el requiebro
en los arco de su templo
y empezar otro ciclo
-renovado espíritu-
de tradición eterna.

Cuando Santiago teje
una alfombra roja
con sus flamboyanes
es el abrigo cálido de mayo.

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